8 Por último encontró un final desastroso: acusado ante Aretas, tirano
de los árabes, huyendo de su ciudad, perseguido por todos, detestado como
apóstata de las leyes, y abominado como verdugo de la patria y de
los
conciudadanos, fue arrojado a Egipto.
9 El que a muchos había desterrado de la patria, en el destierro murió,
cuando se dirigía a Lacedemonia, con la esperanza de encontrar protección
por razón de parentesco;